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Trilogía Las piedras preciosas - Kerstin Gier


#1. Rubí.

Como cualquier otro día, regresé pronto a casa al salir del instituto. mi tía se había quedado sin sus dulces favoritos y me ofrecí para ir a la tienda a comprar más.

Pero en cambio empecé a sentir algo muy extraño; las piernas me temblaban y tuve una sensación rara en el estómago.
               
De repente, la calle desapareció ante mis ojos. Poco después reapareció, pero muchas cosas eran diferentes. Había vuelto al pasado.

Me llamo Gwen y soy la última viajera en el tiempo.
 Así empieza la aventura de mi vida...


¡Lo Quiero!



#2. Zafiro.


Gwen está hecha un lío... Gideon, su “compañero” de viajes en el tiempo la está volviendo completamente loca: tan pronto la besa apasionadamente como la ignora con desdén.

Y es que nadie dijo que el amor a través del tiempo fuera una empresa fácil, ni mucho menos. Por suerte, Gwen tiene a su mejor amiga Leslie, a James, el fantasma del instituto, y a Xemenius, una gárgola bastante irreverente, para que le echen una mano en sus altibajos amorosos.

Ah, y en lo de comportarse como la ahijada de un marqués o un duque del siglo XVIII... Porque desde que se ha convertido en la última viajera en el tiempo parece que estos son sus planes: asistir a una soirée en el año 1782, salvar el mundo y, sobre todo, no dar el cante.

Así que ahora su vida consiste en aprender a bailar el minué (que no es nada sencillo) mientras decide lo que siente por el chico de sus sueños (que tampoco lo es).

¡Lo Quiero!


#3. Esmeralda.

«¿No podríamos seguir siendo amigos?»

Seguro que muere un hada cada vez que en algún lugar del mundo se pronuncia esta pregunta…

Pero el perfectísimo Gideon de Villiers —a quien Xemerius prefiere llamar «el innombrable»— no tiene suficiente sensibilidad ni para pensar en las hadas ni para dejar de pisotear mi corazoncito.

Si no fuera porque cuando le miro se me corta la respiración y me tiemblan las piernas, le hubiese soltado un bofetón que le habría mandado directo al siglo XIX sin necesidad de cronógrafo…

Aunque, en lugar de hacer eso, solo le fulminé con la mirada y me alejé. Al fin y al cabo, éramos los dos últimos viajeros en el tiempo y en pocas horas saltaríamos juntos a 1782 con una misión a vida o muerte…

¡Lo Quiero!



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